Significado De La Flor De Cempasúchil
La flor de cempasúchil, también conocida como la flor de muerto, es una planta que despierta sentimientos profundos y colores vibrantes en el corazón de México. Cada año, durante los días 1 y 2 de noviembre, esta flor se convierte en el símbolo más icónico de la celebración del Día de Muertos en México. Más allá de su belleza visual, la flor de cempasúchil lleva consigo una rica historia cultural y significado que se entrelaza con la identidad y las tradiciones mexicanas.
El Aroma y los Colores del Día de Muertos
La llegada de la festividad del Día de Muertos en México se anuncia con un estallido de color amarillo anaranjado, y este espectáculo es cortesía de la flor de cempasúchil. Esta planta es conocida por su intensa fragancia, que llena el aire y se fusiona con los aromas de las comidas tradicionales mexicanas que se ofrecen en los altares conmemorativos. El biólogo mexicano Jerónimo Reyes explica que esta flor contiene aceites esenciales que la hacen excepcionalmente aromática, añadiendo un elemento sensorial único a las celebraciones.
Origen y Significado del Nombre Cempasúchil
El nombre original de la flor de cempasúchil proviene de la lengua náhuatl, en la que se llamaba sempôwalxôchitl. La palabra se deriva de dos sustantivos: “sempôwal,” que significa “20” o “muchos,” y “xôchitl,” que significa “flor.” Por lo tanto, su traducción literal sería “flor de 20,” haciendo referencia a la abundancia de pétalos que componen esta hermosa flor. Según la investigadora Andrea Rodríguez, esta flor recibe su nombre debido a la forma en que sus numerosos pétalos se agrupan, creando una apariencia como la de una bola de flores.
En el siglo XVI, el códice florentino del náhuatl mencionaba que había flores masculinas y femeninas, siendo estas últimas las que tenían numerosas flores. Esto se asemeja a una bola con muchas flores juntas, lo que también contribuyó a su nombre. Aunque existen variaciones regionales en la nomenclatura, el término más comúnmente aceptado es el españolizado “cempasúchil.”
Diversidad de Especies de Cempasúchil
Desde una perspectiva científica, la flor de cempasúchil pertenece a la especie Tagetes erecta y es una planta exclusiva del continente americano. A pesar de que hay cerca de 58 especies de cempasúchil, solo unas pocas se utilizan en las festividades del Día de Muertos. La especie más comúnmente asociada con esta celebración es la Tagetes erecta, pero en México se pueden encontrar diversas variedades con características únicas.
La Belleza Silvestre de la Flor de Cempasúchil
La flor de cempasúchil crece de forma silvestre en las zonas montañosas de México y otras regiones del continente americano. Las diferencias entre las especies radican en la cantidad de flores, las hojas, el tamaño de la planta y el color de los pétalos. Algunas variedades incluso presentan pétalos con bordes rojos, aunque en todas predomina el característico color amarillo anaranjado.
A pesar de ser una especie nativa de México, China se ha convertido en el principal productor de cempasúchil a nivel industrial, cultivando tres cuartas partes de la producción mundial. Esto se debe a las propiedades de la planta, que tiene múltiples usos además de su papel ritual en el Día de Muertos. De la flor se extraen aceites esenciales que se utilizan en la fabricación de agroquímicos para combatir insectos y en la industria avícola para intensificar el color de la carne de pollo y la yema de los huevos.
Ciclo de Vida Efímero
Una característica notable de la flor de cempasúchil es su corta vida, ya que la mayoría de las variedades son anuales, naciendo y muriendo en una única temporada. Sin embargo, debido a su abundante producción de semillas, la flor se reproduce con facilidad, asegurando su presencia constante en las festividades del Día de Muertos a lo largo de los siglos.
La flor de cempasúchil es, sin duda, una joya de la naturaleza que ha enriquecido las tradiciones y el folclore de México. Su papel en el Día de Muertos y su diversidad biológica la convierten en un símbolo poderoso de la conexión entre el mundo de los vivos y el de los muertos, así como en una manifestación de la riqueza cultural y natural de México.