En algunas ocasiones hemos escuchado a las personas hablar de las cosas buenas que les han sucedido en su vida, y se han considerado bendecidos o bienaventurados. Pero realmente, ¿comprendemos lo que significa bienaventurado? Desde la biblia el término Bienaventurado señala a aquel que recibe o recibirá las bendiciones de Dios. Por tanto, es la persona que alcanzará el mayor bienestar espiritual como recompensa ante sus sacrificios, sufrimiento, honestidad, humildad e incluso paciencia.
El Origen del Término
En sí la palabra bienaventurado proviene del hebreo “asrhe” que significa rodilla, misma que algunos la interpretan como estar arrodillados para recibir una bendición y en el caso griego deriva de la expresión “makarioi” que se puede traducir como felicidad o dicha. Los dos vocablos en general llevan a definirlo como la sensación de felicidad y estar bendecido. Así pues, el término bienaventurado simboliza todo aquello que está relacionado con bendecir.
En la Biblia
En el caso de la Biblia se hace presente en muchos versículos, pues bien hace referencia a un creyente que es bendecido por Dios, es decir, que ha recibido una extensión de su gracia tras conseguir su perdón y crecer en la fe. Algunos de los pasajes que incluyen este término son Romanos 4:7-8 “bienaventurados aquellos cuyas iniquidades han sido perdonadas, y cuyos pecados han sido cubiertos”; y Salmo 32 “bienaventurado el hombre cuyo pecado el Señor no tomará en cuenta”. En ambos versículos se reconoce que la bendición de Dios empieza cuando confiamos en él y siempre que nuestros pecados sean perdonados, seremos inimaginablemente bienaventurados.
El Sermón de la Montaña
No obstante, en la Biblia el pasaje que más relevancia tiene y señala las bienaventuranzas, deriva del mensaje central de la predicación de Jesucristo, situado en el capítulo 5 del Evangelio de Mateo. Siempre que deseemos meditar y leer sobre las Bienaventuranzas, no podemos dejar a un lado el sermón de Jesús. Él proclamó las bienaventuranzas en su primera gran predicación, conocida como el Sermón de la Montaña.
En la Biblia, la montaña es el lugar donde Dios se revela, y al mismo tiempo Jesús predicando se presenta como el maestro divino. Con sus palabras Jesús enseña el camino de la vida, que no solo él mismo recorrió, sino que él mismo fue. Desde su nacimiento en Belén hasta la muerte y resurrección, Jesús encarnó las Bienaventuranzas.
Pero ¿cuáles fueron las Bienaventuranzas, que pronunció el Señor Jesucristo en su Sermón? Ubicándonos en Mateo capítulo 5:3‑11 encontramos:
- Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Esta es la primera de las Bienaventuranzas, y nos enseña que la humildad y la conciencia de nuestra necesidad espiritual son fundamentales para recibir las bendiciones de Dios.
- Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados. Aquí, Jesús nos muestra que el llanto y la aflicción pueden conducir a la consolación divina.
- Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. La mansedumbre y la paciencia son virtudes que nos acercan a la bendición de la posesión eterna.
- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. La búsqueda de la justicia y la rectitud nos lleva a la satisfacción espiritual.
- Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. La misericordia hacia los demás nos atrae la misericordia de Dios.
- Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. La pureza interior nos acerca a la presencia divina.
- Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. La promoción de la paz es una señal de la filiación divina.
- Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. La fidelidad a la justicia puede implicar sufrimiento, pero también recompensas eternas.
Conclusión
Las Bienaventuranzas de Jesucristo nos muestran un camino espiritual que lleva a la bendición divina. Cada una de estas Bienaventuranzas representa una cualidad que nos acerca a Dios y nos prepara para recibir sus bendiciones. Si deseamos experimentar la verdadera felicidad y dicha en nuestras vidas, debemos seguir el camino que Jesús nos enseñó a través de estas palabras de sabiduría. En resumen, ser bienaventurado significa vivir una vida en armonía con los principios espirituales que Jesús enseñó en el Sermón de la Montaña.