Presencia espiritual es una conexión profunda con el mundo espiritual que nos rodea. Esta presencia se puede experimentar a través de la meditación, el yoga, el rezo y la introspección. Esta presencia puede ser una fuente de inspiración, sabiduría y conocimiento que nos ayuda a conectar con nuestro propósito y nuestra verdad interior. Es una conexión que nos permite acceder a un nivel de consciencia más profundo, donde podemos encontrar la paz y la claridad necesarias para vivir una vida plena y significativa.
Una espiritualidad franciscana
San Francisco de Asís tomó conciencia de la imagen de Dios en toda la creación y honró a todas las criaturas como a sus hermanos y hermanas. Como seguidoras de Francisco, nuestras hermanas viven una espiritualidad rica y dinámica que abraza la creación como la efusión del amor de Dios en el universo. La belleza de la creación nos abre al amor de Dios.
Para nosotros, como para Francisco, el mundo es la encarnación de Dios, la Palabra de Dios hecha carne. El mundo refleja a Dios y atrae a toda la creación a la unidad con Dios. En lugar de buscar escapar de un mundo lleno de pecado, estamos invitados a tener comunión con un mundo lleno del Espíritu en Cristo y a través de él.
Vemos el mundo lleno de la presencia de Dios. Encontrar el mundo con esta conciencia nos guía a comprender cómo estamos llamados diariamente a responder a la gracia de Dios en nuestras vidas.
La presencia es el elemento fundamental de nuestra espiritualidad franciscana:
Viviendo Nuestra Espiritualidad Franciscana
La presencia es la esencia de la Misión MEV: “ser la presencia del Jesús amoroso, servicial, compasivo y sanador”. Vemos la misión hoy no tanto desde la perspectiva de las tareas que realizamos sino desde una perspectiva experiencial de presencia: quiénes somos y cómo nos relacionamos, conectamos y damos sentido a la totalidad de la vida.
Con la Misión y el Enfoque adoptados en el Capítulo FSM de 2011 y reafirmados en el Capítulo de 2015, nuestras vidas se volvieron más intencionales, más orientadas a la presencia. Este cambio requería nuevas disciplinas espirituales que nos mantuvieran presentes con nosotros mismos, con Dios y con toda la creación y que nos ayudaran a crecer en la práctica de la presencia. La presencia se convirtió en un punto focal de nuestras vidas personales y corporativas. Quiénes y cómo somos importaba más que simplemente lo que hicimos.
Comenzamos reuniones y encuentros compartiendo la presencia: quiénes somos y cómo somos cuando llegamos a la reunión. Compartir la presencia es una forma de ser transparentes unos con otros, de generar confianza y formar una relación. Esta práctica nos ha ayudado a estar presentes con nosotros mismos y con los demás.
La presencia no es fácil. Es difícil mantener el espacio de nuestro corazón abierto, nuestra mente sin división ni resistencia, y nuestro cuerpo en ningún otro lugar, todo al mismo tiempo. Pero nuestros esfuerzos por estar presentes nos ayudan a crecer; al estar plenamente presentes, comenzamos a vernos a nosotros mismos, nuestras relaciones y nuestra realidad de manera más clara y veraz.
Estar presente para los demás
Las Hermanas Franciscanas de María siempre han valorado la presencia. A través de nuestro ministerio de atención médica, hemos llevado la presencia y la compasión de Dios a quienes acudieron a nosotros en busca de sanación, compartiendo empatía y cuidado.
A través de la ofrecemos nuestra presencia y compasión a aquellos que están sufriendo y en necesidad, uniendo nuestras voces con las de ellos, orando por ellos.
Estamos presentes al grito de la Tierra, enfocando nuestros esfuerzos en el cuidado compasivo de la Creación en colaboración con los demás. amenazados por los , por todos los que corren mayor peligro por los efectos del cambio climático y por la Tierra misma.
A través de nuestras y , utilizamos nuestros recursos para extender nuestra presencia a personas de todo el mundo, ayudando a sanar nuestro hogar común.
Vea nuestro impacto
Estamos impulsando iniciativas de sostenibilidad y energía limpia para reducir los efectos devastadores del cambio climático en el hogar y en todo el mundo.
de | 2 de marzo de 2020 | |
