Edificar Significado Bíblico
La construcción y edificación tienen un profundo significado en la Biblia, un libro que narra la historia de un pueblo que construye y edifica casas, ciudades y templos. El deseo de construir es innato en el ser humano, y Dios lo incorpora como uno de los ejes de su plan de salvación. En este artículo, exploraremos el significado bíblico de “edificar” a través de diferentes aspectos y etapas de la Biblia.
La Edificación del Antiguo Israel
Edificar una familia y construir un edificio
En el antiguo Israel, el verbo hebreo “banah” se utiliza principalmente para referirse a la construcción de edificios materiales, como altares (Génesis 8:20), casas (Éxodo 33:17), y ciudades (Génesis 4:17). Dios no condena estas empresas siempre y cuando no se utilicen para elevar al hombre contra Él, como ocurrió en la Torre de Babel (Génesis 11:1-9). La presencia divina es esencial para el éxito de cualquier obra (Salmo 127:1). Las construcciones humanas carecen de valor ante Dios, y Él puede destruirlas a su voluntad, incluso si son hermosas y sólidas (Amós 3:13; Sofonías 2:4; Zacarías 9:3).
El término “edificar” se aplica tanto a una familia como a una construcción. Por ejemplo, Dios edificó a la mujer a partir de la costilla de Adán (Génesis 2:22), y una madre es “edificada” por los hijos que da a luz (Génesis 16:2; 30:3). Sin embargo, es Dios quien realiza esta edificación (1 Reyes 11:38). La transición de la persona a la familia, la tribu y el pueblo es natural, especialmente a través del concepto de “casa”. En todos estos niveles, Dios es quien trabaja para edificar, ya sea la dinastía de David (2 Samuel 7:11) o la casa y el pueblo de Israel (Jeremías 12:16; 24:6; 31:4).
Construir y destruir
Dios bendice “la obra de las manos del hombre” (Deuteronomio 14:29; 15:10), dándole solidez y acabado, es decir, la “edifica”. Sin embargo, si el hombre olvida a Dios, Él puede destruir la obra edificada (Jeremías 24:6; 42:10). La destrucción de personas, viviendas, ciudades y pueblos es un testimonio de su castigo. Jeremías, el profeta de la destrucción, fue enviado “para destruir y arrancar, para construir y plantar” (Jeremías 1:10). A pesar de la ira de Dios, Él continúa construyendo (Isaías 28:16). Las casas destruidas de David serán reconstruidas (Amós 9:11), el pueblo regresará del exilio y reconstruirá sus ciudades (Jeremías 30:4, 18), y Jerusalén junto con el templo serán restaurados (Hageo 1:8; Zacarías 6:13; Jeremías 31:38).
El Fundamento Nuevo
El nuevo edificio, el pueblo nuevo, es una continuación del antiguo Israel y sus instituciones, pero no se basa en él. Está fundado en un elemento esencial: la piedra que Dios destinó a ser la cima y la coronación de toda su obra en Israel (Zacarías 3:9; 4:7). A pesar de que los obreros rechazaron esta piedra, Jesucristo, al ponerla como base del nuevo edificio (Salmo 118:22), Dios reanuda y completa toda la obra anterior.
Jesucristo es la piedra angular desechada que se convierte en “cabeza de esquina” (1 Pedro 2:7) y el único fundamento posible (1 Corintios 3:11). Él también es el nuevo templo. Después de Jeremías profetizando la destrucción del magnífico edificio del templo y su restauración en tres días (Mateo 21:12; Juan 2:19-22), Jesús se convierte en el artífice de esta construcción.
La Edificación del Cuerpo de Cristo
Yo edificaré mi Iglesia
Jesús, la piedra angular y el templo santo, no solo es el nuevo edificio, sino también su constructor. La Iglesia es su obra (Mateo 16:18). Él selecciona los materiales y los coloca en su lugar. Jesucristo es la base sólida sobre la cual se edifica la Iglesia. La construcción de la Iglesia es una obra maestra inimaginable, gracias a la piedra angular desechada y convertida en fundamento: Jesucristo.
En conclusión, la edificación tiene un profundo significado en la Biblia, desde la construcción material hasta la edificación espiritual en Cristo. Dios es el constructor supremo que restaura y edifica a través de la historia, culminando en la Iglesia edificada sobre la piedra angular, Jesucristo. Esta comprensión bíblica de la edificación nos insta a construir nuestras vidas sobre el fundamento sólido de la fe en Cristo.